domingo, 6 de mayo de 2012

El Ángel

Hoy he vislumbrado el alar de un ángel. Vi como aquel ángel recogía sus alas para posar delante de mí. Aquel ángel, al verme, me sonrió como ella sabe. Yo le sonreí con la mejor de mis sonrisas. Me saludó con dos ardientes besos fulgurantes de calor. Su cabellera ondulada se dejaba caer sobre sus finos hombros e iban al son del viento. Le pedí si estaría dispuesta a pasar la tarde en mi casa, le daría comida, bebida y descanso para su próximo viaje. Aceptó y me siguió hasta mi casa.


Una vez allí, le preparé uno de mis mejores Arroz con Leche y le di agua para beber. Descansó tumbada en mi sofá. Durante horas, estuvimos hablando sobre cosas que nadie conoce mejor que los ángeles. Hablamos sobre música, arte, danza, creencias, conocimiento... Hablamos de tantas cosas que sería prácticamente infinita la lista. A ella le gustó mi compañía. A mí, me encantó, me hechizó, me embrujó, me cautivó. Con su hermosa mirada penetrante, con sus ojos marrones como la miel, dulces como el néctar, con su hermosa cabellera castaña flotando junto sus hombros, con sus tiernos y carnosos labios, con todo aquello, fue capaz de hundirme en el más profundo y bello de los hechizos.

Una vez hechizado, me dijo que debía irse. Sin poder contener las lágrimas, lamenté que se tuviera que ir. Antes de que se fuera, la besé dos veces y a través de aquellos besos le transmití todo mi amor hacia ella. Se dio media vuelta, de resfilón, vi que una lágrima descendía por su mejilla. Abrió sus enormes alas y con su cabellera bailando para el viento, alzó el vuelo hacia su próximo destino.
Al verla irse, caigo de rodillas al suelo, abatido, rendido ¿la volveré a ver?¿me ama de verdad?¿se olvidará de mí? Muchas incógnitas, no sé cuanto podré soportarlo. Sólo me queda su aroma y el recuerdo de sus ardientes besos llenos de pasión.



-Dave Arges-

No hay comentarios:

Publicar un comentario